Al cumplir con la normativa , nos encontramos a unos vinos más saludables que los convencionales, ya que tienen regulado el contenido máximo de anhídrido sulfuroso.
En la viticultura ecológica no se utilizan pesticidas ni herbicidas sintéticos , fomentando la biodiversidad en el viñedo, siendo los depredadores naturales quienes controlen las plagas.
Se realizan rotación de cultivos, plantaciones de cultivos de cobertura, y se intenta hacer un uso mínimo de la labranza.
Mientras que en los viñedos convencionales se realiza un riego extensivo para maximizar la producción, en los ecológicos la tendencia son técnicas de riego por goteo.
Estas y otras prácticas sostenibles, hacen que cuando bebas un vino con el sello ecológico sepas que tienes entre tus manos un producto que ha sido cuidadosamente tratado desde sus inicios, durante todo el proceso de elaboración.